viernes, 22 de agosto de 2008

Legalización de la Droga

Joaquín es un pibe común y corriente que vive en el barrio de Villa Real, en Capital Federal. Tiene 14 años y está en sexto grado, habiendo repetido una vez (Carece de importancia el año). Sus padres viven peleando todo el día y nunca le prestan atención a él. Entra al colegio a las 13 hs. Algunos compañeros lo molestan y otros lo golpean a la salida. Llega a su casa golpeado y su padre no se da por aludido. Al ver esto, Joaquín se dirige a hablarlo con su madre, pero al llegar a la puerta de su habitación puede oir débilmente sus sollozos. Resignado a que alguien se preocupe por el, se va a su habitación a usar la computadora.

Al día siguiente repite su deja vu. Al llegar a su casa, ve a su padre pegarle a la madre y trata de auxiliarla. Al hacerlo, recibe un fuerte golpe en el rostro el también y con mucha impotencia corre hacia su habitación, donde podía olvidarse de todo sumergiéndose en su propio mundo.

Luego de meses de deja vu, comienza a tener muchos problemas en el colegio. Al llegar a su casa, sólo quiere despejarse pero no puede, por lo que prende su televisión y se olvida de todo viendo lo primero que encuentra.

Un día la rutina se rompe al conocer un amigo que le propone una salida a sus problemas y frustraciones. Muy interesado en la propuesta, Joaquín le pide que le demuestre como escapar de su entorno, de esa sociedad que lo discriminaba. A partir de ese día, el chico se volvió adicto.

Pensó que llegando siempre en mal estado a su casa y actuando anormalmente, llamaría la atención de sus padres… Pero ellos ya habían conseguido un mundo propio y le habían cerrado la puerta con candado.

Joaquín sintió un profundo odio por la gente que no lo oia, que no lo veía y que no se preocupaba por él. Su adicción incrementaba día a día, pero era lo único que valía la pena en su día. Drogarse era lo único que no le cerraba las puertas.

Pero, sin embargo, sólo sentía que su infelicidad aumentaba al pasar el efecto, por lo que debía remediarlo con más dosis.

Con el tiempo, la escuela lo expulsó, sus amigos lo dejaron de lado, su familia lo trataba cada vez peor… Y luego se enteró que Aníbal Fernández legalizó el uso de drogas. Muy por el contrario de alegrarse, Joaquín sintió una profunda angustia ya que eso significaba que tal vez muchos sufrían lo mismo que el o lo sufrirían.

Harto de todo y sin contención de nadie, decidió comenzar a salir a robar el dinero que sus padres ya no le daban. Su padre comenzó a golpearlo más fuerte al enterarse de su expulsión escolar, en lugar de buscar soluciones.

Un día, Joaquín se dirigió a un kiosco a robar, pero fue interceptado y baleado por un policía. Jamás tuvo oportunidad para unas últimas palabras.

Espero que entiendan el mensaje de este relato, y reflexionen de lo buena idea que es la ley de legalización de consumo personal de droga que propone el Ministro de Justicia, Aníbal Fernández.