Desde hace varios días, se han visto mediáticamente muy por arriba los intensos enfrentamientos entre la juventud griega con la policía. Si bien esto no me sorprende, lo que sí lo hace es la lenta pero firme vuelta del viejo espíritu rebelde, revolucionario e inconformista que alguna vez caracterizó a los 60 y los 70.
Tal vez suene arbitraria la idea o tal vez sólo algún tipo de esperanza personal, pero de hecho hay determinados indicios que revelan el descontento hacia la política, la economía y los estereotipos cada vez es mayor y mayor. Ya que comencé este artículo hablando de los incidentes en Grecia, tomaré el ejemplo cómo el indicio más notorio de los últimos tiempos: Los sectores de izquierda (mayormente anarquistas) y opositores al gobierno han salido a protestar durante días ya por el asesinato a sangre fría de un joven de 15 años por parte de un policía. El gobierno envió con su brazo derecho a cientos de efectivos para reprimir las numerosas protestas. Vergonzoso. Si bien la historia nos demuestra que reprimir manifestaciones que reclaman por lo justo sólo genera caídas colosales de la popularidad, también nos da hoy en día la viva prueba de que los conservadores no aprenden. Hace pocos días recordaba, luego de enterarme de los detalles de estos enfrentamientos, al Mayo Francés de 1968. Esta vez, toda la oposición al gobierno se ha unido en los reclamos en contra del gobierno de derecha. Sin embargo, la juventud anarquista nuevamente lleva la bandera de las manifestaciones en repudio de un sistema económico desigual llevado adelante por un aparato político que sólo ha articulado a favor, como es usual, de los sectores burgueses.
Hace unas líneas decía que los conservadores no aprenden de la historia (por supuesto, sino no se llamarían así) y con esto me refiero a que durante los recordados 6 días de marchas encarnizadas por la represión policial, el gobierno sufrió una recaída de imagen que estuvo a punto de costarle el timón del país. Esta vez es ligeramente diferente: La popularidad para con las masas populares ya se estaba desvanecida prácticamente desde antes de los disturbios. Esto sólo sirve como un incentivo para los anarquistas que dicen basta de represión policial y de administraciones conservadoras.
Me tomaré la libertad de dar un nuevo giro en este posteo y me referiré a algo que he estado notando con cada vez mayor frecuencia durante este año 2008: Un Renacimiento contemporáneo de la música también de los 60 y 70, podría decirse. Con esto me refiero a estilos de esa época como el viejo Metal, el Punk crudo y el Reggae (en sus diferentes estilos) están recobrando fanáticos que el tiempo alejó. Para que no se malinterprete lo que quiero decir, aclaro que no digo que éstos géneros musicales hayan desaparecido, sino que habían perdido fuerza. El avance del pop por sobre las letras rebeldes o el ingenio y la transgresión erosionaron el verdadero sentido del rock. Pero la anestesia que los gobiernos han impuesto sobre las masas ha estado perdiendo su efecto, a pesar de que es constantemente renovada por estereotipos impuestos por los medios de comunicación. Frases esperanzadoras como “punk not dead” se mantuvieron latentes durante los 90. Cualquier persona a la que le preguntemos, va a admitir que la música del nuevo milenio, en general, es de muy poca profundidad ideológica u originalidad. En Argentina, es muy probable que aquellos que sepan del rock de los 80 mencionen como banda cumbre a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y eso es por la calidad musical, hablando desde el sonido de los instrumentos hasta las profundas letras cargadas de filosofía, y el espíritu que supieron generar en sus fanáticos.
Internacionalmente, el heavy metal tuvo sus grandes inicios con Led Zeppelín o Black Sabbath. Hay muchas corrientes que luego confluyeron en lo que popularmente se conoce como heavy metal. Desde nuestras concepciones actuales, tal vez el ruido no nos sorprenda (de hecho, convivimos con el), pero de hecho en esa época, el nacimiento del heavy metal y el punk significaron un cambio radical en lo musical. Ni hablar de Pink Floyd, cuya revolución musical dejaría un legado imposible de pasar por alto.
Me detengo aquí con este posteo. No puedo hablar de música como algo dentro de otro tema. Continuaré en otro momento.